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Un proyecto es
una planificación, que consiste en un conjunto de actividades a realizar de
manera articulada entre sĆ, con el fin de producir determinados bienes o
servicios capaces de satisfacer necesidades o resolver problemas, dentro de los
lĆmites de un presupuesto y de un periodo de tiempo dados.

Fases de un Proyecto:
Sea cual sea el proyecto, siempre tienen lugar cuatro fases durante su puesta en marcha. En muchos casos reciben nombres diferentes, que aglutinan el mismo concepto:
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Evaluación inicial:
Antes de elaborar y poner en marcha cualquier tipo de proyecto, lo primero que se debe hacer es realizar es un anÔlisis exhaustivo de las necesidades detectadas y una reflexión sobre el origen, las causas y cómo se va a actuar.
Planificación:
Una vez detectadas las necesidades y analizado el origen, es el momento de la planificación, es decir, de diseñar el proyecto. Para ello, habrÔ que definir los objetivos que se persiguen, las fases por las que se van a pasar, la duración del proyecto, los recursos necesarios, los métodos que se van a utilizar, el seguimiento que se llevarÔ a cabo, la organización de los equipos de trabajo, los costes y la financiación, las estrategias de comunicación que se utilizarÔn o los indicadores que se tendrÔn presentes para la evaluación.
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Puesta en marcha del proyecto:
Una vez realizada la planificación, se podrÔ ejecutar el proyecto. Es el momento de llevar a cabo cada uno de los pasos establecidos y de realizar todas las estrategias y actividades que se han programado. En esta fase, el seguimiento y la evaluación continua son fundamentales para asegurar el éxito del proyecto, ya que permiten introducir las mejoras necesarias en cada momento.
Evaluación final:
La última fase, una vez finalizado el proyecto, serÔ la evaluación de los resultados obtenidos, es decir, si los objetivos que se plantearon inicialmente se han alcanzado y en qué grado. AdemÔs, en esta fase, lo ideal es realizar un anÔlisis de los resultados, en el que se reflejen tanto las dificultades encontradas por el camino como la forma en que se han superado.
En el mundo empresarial, la gestión de proyectos es indispensable para alcanzar los objetivos con la mayor eficacia posible. Esta gestión integra todas las fases, desde la planificación del proyecto, la organización de recursos tanto materiales, económicos como personales, su puesta en marcha y evaluación. AdemÔs, tiene como fin garantizar la consecución de los objetivos propuestos dentro del plazo establecido, con el presupuesto acordado y favoreciendo un clima laboral positivo.
Estructura de un Proyecto: Los Cimientos del Ćxito
Un proyecto bien estructurado facilita la comprobación de sus elementos clave, los que no pueden faltar, esos componentes imprescindibles para que, al final, sumados los esfuerzos, el resultado sea de éxito. La etapa de iniciación es el momento idóneo para definir esta estructura de un proyecto.
Durante los primeros pasos, antes incluso de entrar a fondo en la planificación, es preciso aclarar conceptos y saber, por ejemplo:
- CuÔl es el propósito de la iniciativa.
- De qué medios se disponen para su ejecución.
- QuƩ etapas compondrƔn el proyecto.
- Con quƩ recursos humanos se puede contar.
- QuƩ expectativas definen los objetivos.
- CuÔl es la visión y cómo se va a proyectar.
Pese a que pueda haber similitudes, la estructura de un proyecto varĆa mucho entre unos y otros en función de variables como:
- Su tamaƱo.
- Su finalidad.
- El sector en que se englobe.
- La experiencia de gerencia y equipos.
- El tipo de cliente.
- La legislación aplicable.
- Los medios disponibles.
- Los plazos habilitados.
En todo caso, el diseƱo de la estructura de un proyecto debe poder dar respuesta a las necesidades que surjan a lo largo de todo su ciclo de vida, preparƔndose para afrontar limitaciones y para gestionar las restricciones de la mejor forma posible.
Estructura de un proyecto: un buen comienzo
A la hora de diseƱar la estructura de un proyecto hay que tener en cuenta las siguientes categorĆas que, independientemente de las particularidades del mismo, no pueden faltar:
1. Propósito y meta: la finalidad de un proyecto refleja su visión y se expresa en forma de objetivos generales y especĆficos, que marcan los hitos sobre los que estructurar el trabajo.
2. Destinatarios: se trata de definir quiénes serÔn los receptores de los frutos que dé el trabajo organizado que implica un proyecto. Los beneficiarios, el público objetivo no sólo habrÔ de ser tenido en cuenta en la entrega, para una valoración final sino que, como suele ser habitual, tiene que ser escuchado durante las fases previas, planificación y ejecución, por si hubiese que introducir cambios, tener en cuenta nuevas reglas o si se precisase adaptar algún proceso para adecuarlo a sus exigencias.
3. Producto o servicio: es el medio que permite alcanzar el objetivo final, el resultado que se pone a disposición del receptor en la entrega. Se trata de un elemento especĆfico muy importante para la estructura de un proyecto ya que, alrededor de Ć©l, se condensa el trabajo de investigación y anĆ”lisis previo, se concretan los detalles del diseƱo y se planifica la ejecución.
4. Actividades: y las tareas en las que se desglosan marcan el paso de las etapas y el avance del proyecto. Su progreso ha de poder ser controlado y debidamente monitorizado y, por eso, es preciso hacer una definición de las mismas lo mÔs precisa y clara posible. AdemÔs, es fundamental el establecimiento de prioridades ya que no todas tienen el mismo nivel de criticidad y esto debe ser tenido en cuenta.
5. Cronograma: definir los plazos mĆ”ximos permitidos para la ejecución de cada tarea o actividad es la mejor guĆa para su desarrollo. La estructura de un proyecto se beneficia de esta ordenación tanto desde el punto de vista de la gestión, que se facilita al propiciar el seguimiento; como desde el punto de vista de la acción, que mejora el rendimiento y minimiza los errores al tener una visión mĆ”s clara de las implicaciones del propio desempeƱo con respecto al global del proyecto.
6. Recursos: la disponibilidad de los mismos determinarĆ” en gran medida la viabilidad del proyecto. Recursos humanos y materiales deben aprovecharse de forma optimizada y teniendo en cuenta su influencia sobre las actividades de la cadena crĆtica, que deben preservarse.
7. Presupuesto: es una de las principales restricciones a los proyectos y, como tal, ha de ser estudiado en su diseño. El anÔlisis de costes, directos e indirectos y los medios de financiación tienen que formar parte de esta fase de iniciación en la que se perfila el esqueleto de la iniciativa.
8. Indicadores: al final, los proyectos se miden por sus resultados y, como no conviene esperar al final para conocerlos, resulta imprescindible establecer los indicadores que permitirÔn monitorizar el progreso a través de la recogida de métricas sobre Ôreas relevantes. Esta forma de llevar a cabo el seguimiento también es determinante para la estructura de un proyecto que, muchas veces se articularÔ en función de los hitos que se marquen para mejorar la capacidad de control.
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